Álvaro Bonilla es oriundo de Palmira, Valle del Cauca. Pasó largos años en Bogotá y al radicarse nuevamente en su tierra natal, su obra plástica cambió dramáticamente. Conoció los vestigios de la cultura Malagana, los personajes femeninos de su familia adquirieron una gran relevancia y toda la región del Valle del Cauca empezó a reflejarse en la paleta de color de su producción pictórica.