Cuando se propuso formar una orquesta de salsa y aires folclóricos, Juan Pablo Yepes, profesor de Música de los grupos culturales de Bienestar Universitario, nunca imaginó que el proyecto alcanzaría tanta acogida en la UN en Medellín. En su papel de director sabía que la tarea sería difícil porque, más allá de reunir músicos, estos debían tener la “sangre hirviente” que exige el género caribeño para transmitir tal energía en las interpretaciones y sacar la sonoridad que caracteriza a estos temas ancestrales que ponen a dar tumbos, vueltas y agitaciones a todos los bailadores que los escuchan.