Aunque la rigidez de los miembros, los problemas de estabilidad, el temblor involuntario y la dificultad para moverse y desplazarse podrían considerarse una consecuencia natural del envejecimiento, estos fenómenos no se presentan sólo por haber alcanzado una edad avanzada. Muchas veces son producto de un mal que afecta en nuestro país a dos de cada mil habitantes de cualquier edad y a cuatro de cada mil habitantes mayores de sesenta años, y cuya simple mención nos hace temblar de pavor: la enfermedad de Parkinson. Hoy en día, sin embargo, en el corazón del viejo Caldas, científicos colombianos desarrollan un tratamiento que podría dejar nuestros temores sin fundamento.