Sin lugar a dudas, en 1991 el panorama del mundo cambió; sin embargo, la disolución de la Unión Soviética era un hecho que venía con fuerza desde mucho antes, su problemática territorial, sus dificultades económicas y la pérdida de capacidad para competir con Occidente, se hicieron evidentes cuando Gorbachov impulsó la perestroika y la glasnost, reformas que sirvieron para que distintas repúblicas proclamaran sus deseos de autonomía y en algunos casos, de independencia.
Con Darío Campos se hace un recuento de los hechos que llevaron a la conclusión de una era y se analiza la herencia de la URSS en la Rusia de Hoy.