Pocos espacios son tan tradicionales en Bogotá como el Café Pasaje. Durante más de 6 décadas ha sido un sitio de encuentro para artistas, universitarios, políticos, vendedores de esmeraldas, transeúntes anónimos, etc. Catalogado por algunas personas como uno de los mejores cafés de mundo, este espacio es imprescindible para conocer el color local de la ciudad.